viernes, 19 de diciembre de 2008

Alzar los ojos al cielo

Han pasado ya casi tres semanas desde que se fue. No sé qué escribir. Le pregunté a mi hermano y me dijo que hiciera alegoría y pidiera silencio. Le pregunté a un amigo y me dijo que no dijera nada. Le pregunté a otro y me dijo que pusiera una foto. Y ninguna de las cosas que pensé me bastaba. Me acordé de los textos de otros pero ninguno era suficiente. Ninguno lo es. Este tampoco. Solamente quiero pasar página. Y con esto espero que valga.
Te quiero mucho.
Ayúdame a cumplir ese encargo que me hiciste, desde allá. Desde aquí.

jueves, 20 de noviembre de 2008

No a la pornografía infantil


¡No a la pornografía infantil!
Esto es para los que buscan angels, lolitas o preteens.
Aquí la explicación.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

El tercer pajarraco










Esta vista de la entrada occidental al parque de Schönbrunn (Viena) me recordó a la última escena de El tercer hombre. Me decepciona leer que ese plano de dos minutos se rodó en la carretera del cementerio. Con lo dulce que es la ignorancia. A mí me sigue pareciendo igual, como se ve en el fotograma.

Imagino que visitar Viena y pensar en El tercer hombre debe de ser un tanto superficial. Como si un tipo de Leeds pide una paella en Alicante donde un alicantino no entraría en toda su vida. Pero fue Andy, un austríaco, quien decidió salir del torrente turístico.

El parque, al suroeste del centro de Viena, luce jardines laberínticos e imperiales (tiene un zoo). Los Saboya erigieron el Palacio de Belvedere a principios del siglo XVIII para gozo de su dinastía. Sólo hasta el primer cuarto del siglo XX las familias burguesas han podido pasear por allí. Andy dice que casi todos los días, al salir del colegio, quedaba con sus amigos en el parque.

En lo alto, desde el palacete del Belvedere, se divisa la ciudad, más allá del canal del Danubio. Allí comí el típico frankfurter vienés con mostaza y confundí el horseradish con queso rallado. Arg. Ardía. Apuré la cerveza kaiser, pero hubo lágrimas como puños. Después pedí el tradicional café vienés, con su bola de nata bañada.

De regreso al centro de la ciudad, antes de pasar por la casa tirolesa, José Alberto dijo:

-¡Anda, un faisán!


Y no pude evitar fotografiarlo. Yo dije que era un avestruz, pero también se rieron de mí.

¿Alguien sabe quién es el tercer pajarraco?

martes, 18 de noviembre de 2008

¡Paren las rotativas!

Quien escribe correos electrónicos de forma apresurada, descuida la ortografía y la gramática y provoca el desconcierto del receptor. Los errores en la redacción nacen de la urgencia, de la falta de interés o de la ignorancia. A veces, fue un dedo que tocó la i en lugar de la u. Casi siempre, los fallos se deben a la falta de relectura y de reescritura.

José Luis me enseña este correo que le ha enviado un salido. Sabiendo cómo está el patio, las dificultades que tiene el profesorado, la falta de autoridad, la violencia en las aulas, esta noticia de acoso sexual asusta.

Poco después, un alumno [es un buen tipo] escribía: "Hola Miguel, adjunto la práctica con un poco de retraso. El motivo de la demora ha sido la falta de inspiración para titular".

¡Paren las rotativas! Este chaval se merece un hueco en portada.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Se agradece

Dice el diccionario de Coll que los checolsobacos son las axilas de los paisanos de un país de Europa central. Explica muchas palabras con razonamientos canallas y divertidos. Me he acordado de él hoy cuando ordenaba el ordenador, que ya es ordenar. Encontré una foto que me envió Ana, una amiga de Barcelona. Su padre, en una visita al médico, encontró este cartel en la puerta:


Esta mañana irrumpió en mi despacho un jefe que no suele aparecer, un buen hombre, un tanto despistado, que tiene siempre en la boca una pregunta rocambolesca:

-¿Cómo se hace el guión bajo?

Su despacho está en la otra punta del edificio. Mientras le mostraba el gesto en mi teclado se acercó tanto que me pareció un oriundo de Checolsobaquia.

Y yo, con el cardiólogo, pensé: "Ducharse".

Se agradece.

martes, 4 de noviembre de 2008

Cuidador del periodismo


Para la parroquia de este blog esto ya no es noticia, quizá algún despistado quede. Ander Izagirre publica su cuarto libro, conocido (esto es como los hijos de Juan Carlos... Seguro que le encanta la comparación). Lo tengo como profesor de periodismo de reportajes y crónicas viajeras desde 1999. Aunque dejé de pagar la matrícula en 2000, cuando me licencié.

Uno puede seguir sus barzoneos por las depresiones más profundas de la tierra; recorrer los puertos más empinados del Tour en la bici de ciclistas legendarios; ver cómo Yibuti sigue partiéndose en dos mientras sus paisanos mastican una especie de hoja de coca. O, simplemente, leer su blog.

Este es el periodismo de verdad, el que huye del símbolo, el que profundiza en cada grieta de los hechos y el que suda en la escalada persiguiendo a la fuente. Que no se nos escape Cuidadores de mundos, su último libro, ya en la bandeja del editor, recién salido del horno.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Manicura, pedicura y ‘palabricura’ tolerante


El sábado por la tarde bajé a tirar la basura. Olé. Me habían invitado a comer mis padres en su nueva casa, más pequeña, pero soleada. Di un garbeo por la zona, un paseo de reconocimiento canino. Y encontré ese cartel.

Lo políticamente correcto a veces complica el discurso, la gramática y la cultura del ciudadano. Pero es una buena señal descubrir empresarios a quienes no les importa la “nacionalidad” para contratar a "señoras o señoritas" expertas en manicura.

jueves, 30 de octubre de 2008

Seis años después

La onda expansiva me tiró a la cama. No había hecho caso de la policía secreta y me asomé a la ventana del segundo piso. Diez residentes estaban en el salón viendo Una historia verdadera, de David Lynch. Unos cuarenta cerraban sus libros en la sala de estudio. Habría muchos Casado de lengua española, otros tantos d'Ors de derecho romano y un puñado de Kotler para los gestores. El resto, a las 21:03, sólo hacía tiempo en sus habitaciones, armados de tabaco, antes de la cena. Brumb. Me incorporé, vi la columna de humo y salí al pasillo. Al poco, la policía secreta sacó a todos del Colegio Mayor.

Fue el 23 de mayo de 2002. Hoy, a diez metros, han puesto otro coche bomba los valientes, liberadores y comprometidos asesinos de ETA. Desgraciados.

Aquella universidad también es mi casa. Estudié allí. Trabajé allí. Viví allí. Mi cariño y comprensión para todos.

ETA Kanpora! No mataréis el pensamiento. No materéis la libertad. Inútil es vuestra mal llamada lucha, cobardes.

Foto EFE.

viernes, 24 de octubre de 2008

Chinchin y otras cursilerías

Revisar y parafrasear el famoso microrrelato de Augusto Monterroso es repetitivo. Pero si uno encuentra una versión ingenua y honesta, hay que destacarla. Además, parece sencilla y platónica a la vez. ¡No todo va a ser ir de machotes!

La versión se puede leer en servidor no encontrado, la autora entrevistó a un consultor de publicidad:

>>
Un sueño: -------

(es la última de las 20 cuestiones breves que ayudan a completar su perfil)

Y escribe: me despierto y ella ya está allí.
>>

Ya puestos. El otro día, en una cena: foie macerado con mermelada de violetas; carpaccio de tenera y un breve delicioso solomillo al Pedro Ximénez. Vino Ribera del Duero. Y en el tercer brindis:

-¿Y por qué brindamos ahora?
-Por aquello que pensamos y no decimos.

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Pie de foto: ¿Dónde miras, Natalie?

miércoles, 22 de octubre de 2008

Ese perro no contempla

Enrique tiene un presa canario encerrado en una cabaña. Lo veo todos los fines de semana en la curva que abraza la casa de los forestales. El chalet de Enrique está hundido en un bancal de limoneros y la jaula del perro queda a quince metros de la carretera. Detengo el coche, me asomo por la ventana y espero a que el ruido del motor le atraiga. Dos o tres segundos. El perro es majestuoso y se cuadra como un miura en el umbral de la puerta metálica. La cadena acorta su recorrido bruscamente y, en lugar de sentir el tirón, parece que se mueve la jaula. Luego mira hacia arriba, donde está el coche, a veinte metros. Pelo oscuro, moteado de marrones. La cabeza como un balón de fútbol sala y, sobre sus ojos, un antifaz gris. No gruñe, no ladra, no se mueve. Mira profundamente al conductor, que arranca al rato.

Enrique me dijo que se lo había regalado un amigo.

-¿Puedo verlo?
-Si te acercas, te destroza. Ese perro no contempla.
-Es una bestia, ¿y cómo le das de comer?
-Ya me conoce. Ya sabes que he tenido siempre perros, y los conozco.

Vi brazos y piernas esparcidos por el suelo.

No sé por qué detengo el coche cada vez que paso por allí.

martes, 21 de octubre de 2008

No a la pornografía infantil


¡No a la pornografía infantil!
Esto es para los que buscan angels, lolitas o preteens.
Aquí la explicación.

miércoles, 8 de octubre de 2008

"Si sangra, podemos matarlo"

El pasado 7 de octubre los programadores provocaron un trágico dilema en la zona levante: ¿O Rocky (1976) en Canal 9 o Depredador (1987) en La Sexta? Ambos son títulos reconocidos, con guiones excelentes. Resultado: cambio frenético de canal, pero más tiempo por la selva calurosa (“Camboya comparada con esto es Kansas”) de la mano de Arnold Schwarzenegger. ¡Los diálogos entre la cuadrilla!: “Si sangra, podemos matarlo”. Mi relación con Balboa por tanto fue intermitente y deficitaria, pero no me perdí su combate contra Apollo Creed. Este personaje lo interpreta el mismo comandante de Arnold en la jungla: Carl Weathers (voz de Constantino Romero). Weathers, Dillon con uniforme militar, es un jefe manipulador que acaba hincando rodilla por salvar su honra.

La pelea final entre Rocky y Apollo y la batalla nocturna entre Dutch y la bestia, “el diablo cazador de hombres”, son momentos que uno nunca se cansa de ver. John McTiernan, director de Depredador, tiene otros títulos inolvidables: La Jungla de Cristal (1988), La caza del octubre rojo (1990). Mc Tiernan usa el recurso que Steven Spielberg empleó en Tiburón (1975): no enseñes al bicho hasta el final. Así, mientras en aquella los compases de la banda sonora obligan al espectador a subir los pies al sofá, en ésta la peculiar visión ultravioleta del asesino alienígena genera la misma tensión. En fin, peliculones para entretenerse de verdad.

O eso, o el debate entre McCain y Obama.

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Al terminar este texto, me he preguntado qué dijo entonces el diario de referencia sobre Predator. Me lo temía: ¡estos productos vacíos de sentido! El crítico acude a la comparación Arnaldo-Silvestre y sale mejor parado el republicano.


lunes, 6 de octubre de 2008

El día que descubrí que en realidad muchas mujeres tienen tantos pares de zapatos como dicen


Este es el cuarto de una buena amiga que se confiesa adicta a los zapatos.

Trabajó como directora de producción de Maloles, una marca reconocida.

Me gustó el detalle de la foto polaroid para ordenarlos.

Sí, dentro del armario hay más.

martes, 23 de septiembre de 2008

La calidad de empatía


Lo vi en directo el 18 de septiembre, en el informativo de las nueve de la noche de la Cuatro. Javier Bardem confiesa ante Iñaki Gabilondo que el dinero no le ha cambiado su forma de mirar la realidad. Ni de cómo reflexiona sobre ella. Es la segunda parte de la entrevista, desde el minuto 7:43, justo cuando reconoce que sabe perfectamente el dinero que gana, que no es tanto como la gente piensa.

"Ganar dinero cambia muy poco tu forma de pensar", dice Javier.

"Hay gente que con mucho dinero hace cosas maravillosas, y gente sin un duro que no deja de tocar los cojones".

"No se puede evaluar a las personas -no lo digo por mí- por su calidad de vida, sino por la calidad de su pensamiento, por su calidad emocional, por su calidad de empatía".

"Me ha encantado estar contigo, Javier", termina Iñaki.

A tres segundos

El 16 de septiembre Arturo volvía del trabajo a mediodía. A las catorce horas, trece minutos, en la autopista A31, justo antes de entrar a Albacete, mientras escuchaba a Carlos Finally en Rock & Gol, un camión que venía en dirección inversa salta la mediana delante de él. El camión choca de forma frontolateral con un trailer que iba delante de Arturo. A tres segundos. Uno de los coches que circulaban en su sentido no logra esquivar el accidente y sale por la cuneta. Arturo detiene el coche a 50 metros del lugar del impacto. Una pareja de guardias civiles, que venían en dirección contraria, consigue sacar al conductor del camión justa antes de que empiecen a arder los dos camiones y el coche de la cuneta. Todo tres segundos antes de que él pasara.

Anoche me costó conciliar el sueño pensando en esos tres segundos, dijo.

-Por cierto, ¿sabes qué hacía la gente mientras los dos guardias civiles se jugaban la vida?
-¿Qué?, pregunté.
-Sacar fotos con los móviles. Te lo decía por lo que escribiste en el blog.

La noticia sería una más de cualquier periódico local, sino llega a ser por esos tres segundos, por el valor de esos dos guardias civiles y por la sorprendente indiferencia morbosa de algunas personas.

jueves, 11 de septiembre de 2008

La construcción de la realidad

¿Qué tienen en común estas fotos?
Thomas Hoepker, Nueva York, 11 de septiembre de 2001.
Spencer Platt, sur de Beirut, 15 de agosto de 2006.
Javier Bauluz, Zahara de los Atunes, 1 de agosto de 2000.

¿En común?
1. Revelan la indiferencia de occidente ante el dolor ajeno.
2. Muestran lo que muestran, y allá cada cual.
3. Cualquier encuadre es mentiroso porque es subjetivo.
4. Siempre hay que preguntar.
5. La fotografía es persuasiva y por tanto propagandística / publicitaria.
6. Las cosas no son lo que parecen.
7. Daría para mucho esta discusión, escribe otra entrada.

Hoepker hizo aquella foto el 11/S pero no la publicó pasados cinco años, por respeto. A pesar del retraso, nació una polémica en la que intervino un columnista del New York Times, cínico sobre la actitud de los jóvenes y crítico con esa supuesta América indolente. Luego llegó la replica de uno de los protagonistas de la foto, que se quejaba de que ni siquiera les habían preguntado. El autor dijo que vio la escena idílica en un típico día espléndido, tal como hoy, de esos finales de verano y la fotografió. Aquí la explicación.

Algo parecido ocurrió con Spencer Platt, premiado por la World Press en 2006. Él tomó la instantánea tras el principal bombardeo en Beirut, pero no preguntó y la imagen llegó a todos los lectores de periódicos como un icono de la indiferencia de los libaneses ricos ante el horror ajeno. Culpa, sobre todo, de los periodistas que interpretaron la imagen. ¡El peligro del pie de foto! Al parecer, los del coche (alguno de una ONG) eran libaneses, que simplemente iban bien vestidos y acompañaban a uno de sus amigos para localizar sus casas entre los escombros. Aquí la explicación.

Por último, la foto de Javier Bauluz generó una interesante polémica con Arcadi Espada por la supuesta falsedad de la imagen tomada en la playa de la Zahara de los Atunes. Según Espada, gracias al encuadre y al zoom, el fotógrafo representó una falsa realidad: la indiferencia de dos personas que toman el sol y el inmigrante, muerto, al lado. Aquí (I, II y III) la explicación.

[Actualización, 12:47]

Me dice José Luis que Sergio ha comentado en su blog los 20 casos más famosos de manipulación digital publicados en la prensa. Se puede ver ahí y también en El Rincón de Pacotto, con una perla falsa de regalo, del sensacionalista The Daily Mirror.

martes, 9 de septiembre de 2008

Por un puñado de imbéciles

Desde abril, desde No es país para viejos, uno ha valorado el trabajo de Javier Bardem y le ha respetado por su excelente interpretación. Una película genial, una novela magnífica y unos directores, los Cohen, ya legendarios: óscar y carrera asegurada en Hollywood. Está a punto de estrenar la de Woddy Allen, vive con Penélope Cruz, gana mucho dinero y la gente le admira.

-¿Qué mas quieres, Bardem?
-¿Por qué llamas "puñado de imbéciles" a todos los españoles?

Uno sabe que muchos le juzgan con prejuicios, que no valoran su trabajo y se quedan en su época pancartera. Pero justo ahora, cuando ya le empezaban a respetar, llega a la revista del New York Times y se marca la de que no es profeta en su tierra.

-¡Qué pena, cómo se te calienta el morro, chavalote!

Ya empieza la jauría mediática y bloguera.

[Actualizado, a las 11:24 del 11/09/2008]

Santiago González reflexiona sobre la confusión generada entre Bardem, la periodista y los comunicados de ida y vuelta. Muy fino, como siempre.

lunes, 8 de septiembre de 2008

A bordo del Nautilus


José Alberto García Avilés desciende a las profundidades televisivas con El Nautilus, un blog donde analizará las tendencias en la televisión, la que "no pertenece a los tiranos". José Alberto, aparte de amigo, es profesor de periodismo, escritor y un gran contador de historias. Por fin ha decidido emerger desde el fondo marino, y aquí ya tiene a uno para acompañarle en la próxima inmersión. ¡Enhorabuena!

miércoles, 3 de septiembre de 2008

"Era un buen vecino, paseaba al perro"


¡Vaya con los genes! Está todo escrito, hombre. Que una mutación provoca la infidelidad y la deslealtad hacia la pareja, que no te habías enterado, que lo dicen en Estocolmo.

Típica noticia de Antena 3.

El redactor de turno la ha leído en el periódico, luego llama al cámara y juntos se van al barrio con más cachondeo (si es de Sevilla, mejor*), pasean la alcachofa, importunan a los transeúntes, llevan el bruto a la redacción, montan el vídeo, hacen una entradilla simplona, refrito del periódico, ponen voz cantarina y ya tienen la noticia.

Aunque eso ahora también lo hacen los periódicos serios en sus páginas webs.

Algunas frases cazadas al vuelo de ese vídeo:

"Es que somos infieles por naturaleza".
"Yo creo que es verdad".
"Pues sí".
"Lo mismo que el ladrón, que lo lleva en los genes".
"Yo me lo creo".
"Llevo veinte años casado con mi mujer... Y hasta ahora".
"El que es infiel, es infiel, ¿qué culpa tienen los padres?".

Las palabras de los ciudadanos en las encuestas son, la mayor parte de las veces, una ristra de tópicos, frases hechas, estereotipos y chistes malos. Este vídeo me ha recordado un texto de André Lapied que leí en el blog de Arcadi Espada y copio/pego:

«Comencemos por aplicar el precepto según el cual cuanto menos se tiene que decir, más se debe hablar. Quien no tiene nada que decir es, pues, el que será entrevistado con prioridad por los medios. ¿Cuántas veces hemos oído a testigos de hechos diversos o de catástrofes decirnos que las explosiones provocan un gran ruido, que las ametralladoras crepitan, que los bandidos huyen en coches rechinando los neumáticos, que los incendios generan un enorme calor, que el agua sube rápidamente durante las inundaciones, que los muros vibran cuando tiembla la tierra? Debemos considerar eso como informaciones. Son sabrosas también las palabras históricas de los conocidos de los criminales: gente cortés, bien educada, llevándose perfectamente con el vecindario, con una tranquilidad a toda prueba; ¿quién habría podido imaginar que individuos tan perfectos fuesen asesinos en serie, terroristas o pedófilos traficantes de niños? ¿Cómo resistir al pesar de los anónimos que deploran la desaparición de otros anónimos? Entre el florilegio: «La víctima bien podría haber sido yo», «Es muy triste para la familia», «Hay que ser solidarios». El entrevistador busca, pues, prioritariamente no la información útil o una interpretación clarificadora sino los lugares comunes y los juicios morales periclitados. Al margen de las exigencias de actualidad, el balance es muy halagador porque está permitido entrevistar a no importa quién sobre no importa qué asunto. No se requiere ninguna competencia de conocimiento, muy al contrario, el transeúnte es el igual de los expertos. Escuchando el tejido de trivialidades que resultan de este método, somos animados a repetir como loros las mismas pamplinas. Evitando dar la palabra a quienes tendrían un punto de visto motivado, eventualmente hasta pertinente, sobre la cuestión, la contradicción es evitada a buen seguro. La originalidad del propósito, adversario del pensamiento único, es así salvajemente combatida por lo políticamente correcto.»

*Hay algo que me irrita en las declaraciones callejeras de los sevillanos: ese tono de cachondeo que parece obligado por el estereotipo. No debo generalizar, lo sé.

Pie de foto: mi sobrino, un vecino ejemplar, disfrazado, antes de tirar la basura.

lunes, 25 de agosto de 2008

Verano a los treinta


Los lugares de veraneo son de naturaleza melancólica. Sobre todo si uno vuelve doce años después, cuando la treintena es una realidad inexcusable. Es un momento de certezas... A pesar de ellas al doblar la esquina uno cree que se encontrará con aquel amigo dispuesto a ir al pantano, con aquella banda con la que hacía cabañas en el monte o con aquel grupo de científicos que diseccionaba sapos después de haberlos torturado. Uno lo cree y sabe que no lo tendrá. Ni eso ni el nocturno besoatrevimientoverdad en el césped, ni el mismo sabor a helado de limón ni la misma mirada en aquella niña.

¡Y si es cursi pensarlo, imaginad escribirlo!

Por eso el verano siempre es dulcemente triste. Más aun cuando uno comprueba que ha cambiado y se odia al escucharse diciendo lugares comunes, imprecisiones o vaguedades. Es el momento en que la vida se ajusta a la vida, como dice Belén. Ya no hay arañazos ni apretujones, solamente la certeza de que ese es el tamaño propio y no hay que cincelar nada más de forma brusca.

Siempre nos queda la resistencia, ¿verdad, Ernesto? La resistencia y la esperanza, que es la hermana pequeña de la melancolía. Pero como los abstractos no siempre ayudan, hay personas que te lo ponen más fácil. Personas, como decía María, que son como muros de contención, o personas que te recuerdan sin saberlo las cosas buenas que tiene la vida. María Rosa, que con sólo estar despierta el ingenio y afina las conversaciones. Ana que acompaña las noches y las tardes en la piscina con su alegría y su dulce atención. Su trabajo con niños le ha dado una paciencia de nadadora de mil leguas. ¡A pesar de sus cortes de manga!

El regreso al verano de la infancia también da sorpresas. Aquel niño, Jorge, que con su juego abría una distancia infranqueable es ahora un amigo más fuerte, más listo y más gracioso que uno (fácil), y además sabe bailar a lo Bollywood. O Ana, una nueva amiga que parece que haya estado siempre ahí, y redescubre en uno aquello que había escondido en el sótano y pensaba que nadie valoraría.

PD: En la foto de Ana, un niño budista, al salir del templo de Dag Shang Kagyu en Graus.

Más niños gratis


Sé que no es cuestión de humor, claro, pero al ver el cartel antes de coger la rotonda, desaceleré, saqué la cámara y disparé. Una jugada que puso en peligro al tipo de que había alquilado una furgoneta Demetrio y que venía detrás de mí. Se salvó con una maniobra hábil y yo pude captar la imagen, con la pitada como banda sonora. Y todo por culpa de Ander, que nos envió a la caza y captura del cartel equívoco. ¡Condenemos a los Gary Glitter de la creatividad publicitaria!

lunes, 11 de agosto de 2008

La clásica cotorra


No entres en su campo visual, no muevas un dedo, no respires, porque te atrapará con su red de palabras y no dejará ni que te gires para recoger un hielo de la mesita de al lado. No importa el tema que abras, ella zarandea los chorros de voz ajenos y esgrime su comentario por encima del resto. No respira para ahogarte, no parpadea para cegarte, no ahorra saliva para inundarte con su verborrea. Es intratable en el cara a cara y en el rondo se queda con el balón. Si procuras despegarte lanzará su hilo más allá de tu camino para que resuenen en tu conciencia sus últimos coletazos. La violencia no ayuda, porque sabrá soltarte una palabra que te haga sentir maleducado. A veces ignora conscientemente las indirectas para campar a sus anchas en los corros y las porterías. Si te dejas atrapar rendido por el esfuerzo y tus músculos impotentes se adormecen ante su boca batiente, piensa en el día del Juicio Final.

No hay escapatoria en una cena, en una reunión, en un acto social; aunque no frecuentes los lugares por donde merodea; no te confíes, agazapada en la oscuridad, saltará sobre tu espalda sin darte tiempo a reaccionar. Ni tampoco trates de doblegarla con tus argumentos, además de hablar sin parar, habla subida a su tarima moral y cree saber de todo. Aunque juegues por la banda que dominas, ella te hará el escorpión y pondrá tu historia en su panza peluda para manosearla y destrozarla. No seas desagradable, porque tampoco podrás despegarte. La lija y el aguarrás no quitan su mezcla apelmazada con los años. Ella habla y los demás deben escuchar.

Ríndete.

Es la clásica cotorra.

Y yo la he conocido.

viernes, 8 de agosto de 2008

Peregrino Habib


Habib ha sido el tercer peregrino del Líbano en cinco años. Las ampollas bajo los dedos gordos son su credencial. Hemos recorrido más de cien kilómetros juntos, con Javier, mi sobrino, al lado. En algunos tramos, nuestros bastones sonaban acompasados bajo la lluvia. Es la primera vez que hago el Camino de Santiago, pero he confirmado viejas historias en sólo cinco etapas. La solidaridad del peregrino, el silencio compartido en el camino, la alegría por el albergue, la hospitalidad de los lugareños que perla cada rincón del trayecto. La satisfacción de ver las dos puntas de las torres de la Catedral desde el Monte do Gozo. El abrazo al Apóstol. Miles de pequeños pedazos de grandes vidas: Mónica y su cintura quebrada en Palas de Rei; Nut, cargado de mochilas ajenas; Manuel, el peregrino que vive en el Camino; el padre y su hija con Síndrome de Down; la apacible, sonriente Maribel y su madre lesionada; o el pertinaz Fernando que no quiere abandonar a pesar de la carga.

Habib es musulmán. En los albergues, al caer la noche, apartaba su alfombra junto a la esquina de la litera y rezaba. No había preguntas. Tampoco cuando Javier tenía que pasarme el vaso de vino saltándole a él porque no podía tocarlo. O cuando hablábamos de su fe y sus costumbres, tan cercanas a las nuestras y al mismo tiempo tan lejanas. Compartimos cachimba de tabaco con sabor a manzana. Cerca de Ferreiros discutimos sobre Hezbollá, Israel, Palestina, Líbano, legítimas defensas, terrorismos, la tierra de los padres. Sólo fue un momento. Y además nuestras voces no eran tan fuertes ni tan elocuentes como el sonido de nuestros bastones acompasados bajo la lluvia.

Buen camino, peregrino Habib.

martes, 1 de julio de 2008

Passion Quilt: trabajar en equipo


El sábado pasado comí con Pacotto y con Nahum en un restaurante chino de Pamplona, Akitpiyo-akytmato. El menú fue lo de menos y el licor chino, también, color naranja, sabor medicinal. El encuentro me confirmó que las relaciones entre blogueros son tan reales en la vida como en la red. Que uno llega a conocer bastante la vida de los otros a través de su escritura. ¡Vaya descubrimiento!, pensarán. Lo sé, lo sé, pero no deja de ser llamativo. Fue natural la forma en que recordábamos las cosas que el otro había escrito, como si se las hubiera contado entre cervezas una tarde cualquiera. Allí, por ejemplo, Paco relató una divertidísima historia que Javier le había narrado el día antes. Eso es algo parecido a lo que hacemos cuando enlazamos un blog con otro. Una historia contada entre todos.

Por eso continúo ahora con una cadena que me llega desde el entrañable Rincón. Este particular meme tiene como principal condición publicar una foto propia que represente aquello que más quisiera uno que aprendieran sus estudiantes. Me ha costado encontrar la imagen. Después, se debe enlazar con otros cinco blogueros de la propia red educativa… Los que llevo, más Txemaj, José Luis González y José Manuel Noguera.

Los memes son como un rondo de los recientes campeones de Europa. Tejer una red de pases finos, cerrados, perfectos que engrandecen el juego del equipo. Es cierto, el fútbol de España es lo más parecido a la web 2.0: todos mejoran con la mejora individual; comparten, enlazan, se multiplican y hacen gol; todos mejoran si ponen su juego a disposición de los demás. Del fútbol total de La Naranja Mecánica al fútbol en red de La Roja 2.0.

martes, 10 de junio de 2008

Homarus gammarus













Bogavantes. Una docena. El día anterior durmieron en la parte baja del frigorífico, liados en una toalla húmeda, para que se conservaran vivos y frescos. Ni siquiera compartieron cajón con los tomates que les acompañarían al día siguiente, ya triturados. Encima de ellos, en el siguiente estante, en dos platos hondos, había sepia y langostinos. Pero muertos.

Santiago
cerró el frigo y durante la noche soñó con los bogavantes.


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*Las únicas que se salvan de la quema en el concurso son María y Belén, acertaron en la especie.

jueves, 5 de junio de 2008

El susurro del asesino


Santiago invitó a la familia el día de su cumpleaños. Programó, pasó por caja, repasó receta, mató con saña... y susurró a la comida durante los minutos finales. Cuestión de tiempos. El resultado fue exquisito. ¿Qué fue lo que cocinó?*

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*Absténganse miembros de la familia.

jueves, 29 de mayo de 2008

Animadoras


El ceño fruncido de Sergio García, la mirada de Xavi y el momento que congela la foto.

¡Qué diría Marilyn de estas nuevas animadoras!

miércoles, 14 de mayo de 2008

La escuela callejera


En aquel congreso de Santiago regalaron a los ponentes una bolsa para guardar el material de trabajo: folios, resúmenes, discos, bolígrafos. La abundancia de bolsillos y el verde oscuro le dan un carácter de complemento ideal. Se puede vestir cruzada sobre el hombro, es cómoda y tremendamente útil para guardar todo tipo de cosas y que no parezca que uno lleva mochila infantil o bolso femenino. Sin acritud.

De paseo por la ciudad, de camino al trabajo, de vuelta a casa, en cualquier momento, uno tiene a mano la cámara de fotos y puede ver las cosas de forma distinta, aunque no se necesite la cámara para eso. Y eso sin estudiar la carrera de Bellas Artes.

viernes, 9 de mayo de 2008

¡Pintar para esto!

La vida consiste en eso, está claro. Eh, otro lugar común, me dirán. Pero es así: empezar, empezar y empezar. Siempre la misma historia. ¡Cuántos rotos arreglados que vuelven a jorobarse! ¡Cuántas cicatrices cerradas que vuelven supurar! Pinturas, chapados y cosidos que luego no valen para nada.

La gracia de todo está en ese simple momento, con la edad es más complicado, de volver a levantarse. A los niños sólo les cuesta un pequeño impulso y un par de lágrimas.

Tener y no tener

Me cuenta mi padre que le invitaron a comer a un Club Marítimo del mar Menor. Nunca se ha sentido cómodo en ese tipo de lugares, no es que los desprecie, los odie o se burle de ellos. Simplemente no le gustan. En casa somos casi todos de su escuela. Aunque no nos ha faltado de nada, el pampaneo de algunos de esos clubes elitistas nos incomoda.

Antes de subir al restaurante, se dio un paseo por el embarcadero, mi madre cogida a él. A unos metros reconoció a un viejo compañero de la conserjería de Industria. Un administrativo ordinario, que trabajaba en un departamento distinto. Estaba subido a un barco, trasteando en la cubierta. Mi padre se acercó para que el funcionario le reconociera y le dijo, directamente, con mi madre a su lado:

–¡Bonito el barco!

No se sabe qué trampa le puso el subconsciente al tipo, quizá la necesidad de reafirmarse en su posesión, cuando le contestó:

–¡Mío! ¿De quién va a ser?

Mi madre, que por lista y mujer, luce como nadie la inmunidad de los mayores, le soltó, con una sonrisa:

–¡Si te ha dicho que qué bonito es el barco!

miércoles, 9 de abril de 2008

Llevaba los mismos pantalones


Este es el bolsillo de un hombre capaz de romper tres coches de la empresa en una semana.

El 12 de febrero de 2008 empotró la Citroen c15 contra una piedra, que le salvó del barranco. El 13, sí, un día después, tras una maniobra sospechosa, un tractor destrozó el Seat INCA.

Es rubio, mide 1,90 y tiene 27 años. Se dedica a instalar teléfonos en pueblos de la huerta valenciana. Los dueños de las casas le invitan a almorzar y le cuentan su vida, porque es educado y siempre escucha. Además es de los pocos técnicos españoles, ya se sabe cómo es la gente. La empresa le aprieta y le dice que no se enfrasque, que a más cháchara menos ingresos. Su promedio es de tres aparatejos por día.

El 20 de febrero olvidó la toalla en su habitación, apagó la ducha y corrió por el pasillo. A la vuelta resbaló e "hizo la bandera" (dixit): una fisura en el dedo gordo. Su compañero de piso lo llevó a urgencias, aunque allí tuvo que pelear porque no tenía documentación alguna. Cuando regresó a casa, el tercer coche, de la empresa, otro C15, tenía una multa y una rueda reventada. Por culpa del accidente había olvidado retirarlo de aquel lugar que siempre usaba hasta las nueve de la mañana.

Quiso poner la rueda de repuesto y se echó las manos al bolsillo derecho del pantalón...

Pero había perdido las llaves.

Más tarde llamó a la empresa y confesó. Orlando, el peruano, le envió una de repuesto.

Esto me lo contó hace un mes. Tuve que hacerle una foto.

Llevaba los mismos pantalones.

lunes, 28 de enero de 2008

Falta de "amplitud considerable"


Creo que mi sobrina Ana me ha contagiado su inapetencia por la palabra. Ella saluda con una lacónica expresión y si no eres de su agrado (dentro de este selecto grupo entran su papá, su mamá, su hermanita Belén y sus abuelas) esconde la mirada e ignora todos los cariños que le hagas. Ya lo sé, no somos comparables: yo tengo 29 años y un blog y ella sólo cuatro y un dvd de Los Lunnis. Así que no tengo excusa: casi dos meses sin actualizar el blog es una falta grave. Ahora escribo para dar señales de vida y que ningún lector piense que me ha pasado algo malo, ¿dentro del concepto malo encaja trabajar un poco más que antes? He terminado varios libros, entre ellos Memorias de un europeo (El Acantilado), de Stefan Zweig, un enriquecedor acercamiento a la Europa de entreguerras de un verdadero intelectual. Al cine he ido unas dos o tres veces en esta temporada, y me quedo con Caramel, una película libanesa muy bien contada, bella y dura a ratos, como la vida misma. Y el resto ya irá saliendo poco a poco en mi verdadero regreso, porque esto no deja de ser un cobarde simulacro.

[Um. No puedo dejar esta entrada así. La conciencia].

No penséis que mi sobrina Ana es fría, distante o mal educada. Nada de eso. El otro día mi hermana me contó algo que la redime por caradura. Anica paseaba con su padre, mi cuñado Santiago, por una calle cerca de su casa. Unos metros más allá caminaba una de las dependientas del supermercado con un carro repleto de bolsas, quizá los pedidos del barrio. Al parecer, la cajera tenía "las posaderas de una amplitud considerable”, como dijo mi hermana. Cuando mi sobrina Ana se percató de 'ello', se empezó a reír y dijo entre carcajadas: "¡Papá, mira cómo se le mueve el culete!".