miércoles, 14 de mayo de 2008

La escuela callejera


En aquel congreso de Santiago regalaron a los ponentes una bolsa para guardar el material de trabajo: folios, resúmenes, discos, bolígrafos. La abundancia de bolsillos y el verde oscuro le dan un carácter de complemento ideal. Se puede vestir cruzada sobre el hombro, es cómoda y tremendamente útil para guardar todo tipo de cosas y que no parezca que uno lleva mochila infantil o bolso femenino. Sin acritud.

De paseo por la ciudad, de camino al trabajo, de vuelta a casa, en cualquier momento, uno tiene a mano la cámara de fotos y puede ver las cosas de forma distinta, aunque no se necesite la cámara para eso. Y eso sin estudiar la carrera de Bellas Artes.

1 comentario:

Álvaro dijo...

Arte autosuficiente. Cuánto talento callejero...¿o no?