Habib ha sido el tercer peregrino del Líbano en cinco años. Las ampollas bajo los dedos gordos son su credencial. Hemos recorrido más de cien kilómetros juntos, con Javier, mi sobrino, al lado. En algunos tramos, nuestros bastones sonaban acompasados bajo la lluvia. Es la primera vez que hago el Camino de Santiago, pero he confirmado viejas historias en sólo cinco etapas. La solidaridad del peregrino, el silencio compartido en el camino, la alegría por el albergue, la hospitalidad de los lugareños que perla cada rincón del trayecto. La satisfacción de ver las dos puntas de las torres de la Catedral desde el Monte do Gozo. El abrazo al Apóstol. Miles de pequeños pedazos de grandes vidas: Mónica y su cintura quebrada en Palas de Rei; Nut, cargado de mochilas ajenas; Manuel, el peregrino que vive en el Camino; el padre y su hija con Síndrome de Down; la apacible, sonriente Maribel y su madre lesionada; o el pertinaz Fernando que no quiere abandonar a pesar de la carga.
Habib es musulmán. En los albergues, al caer la noche, apartaba su alfombra junto a la esquina de la litera y rezaba. No había preguntas. Tampoco cuando Javier tenía que pasarme el vaso de vino saltándole a él porque no podía tocarlo. O cuando hablábamos de su fe y sus costumbres, tan cercanas a las nuestras y al mismo tiempo tan lejanas. Compartimos cachimba de tabaco con sabor a manzana. Cerca de Ferreiros discutimos sobre Hezbollá, Israel, Palestina, Líbano, legítimas defensas, terrorismos, la tierra de los padres. Sólo fue un momento. Y además nuestras voces no eran tan fuertes ni tan elocuentes como el sonido de nuestros bastones acompasados bajo la lluvia.
Buen camino, peregrino Habib.
Habib es musulmán. En los albergues, al caer la noche, apartaba su alfombra junto a la esquina de la litera y rezaba. No había preguntas. Tampoco cuando Javier tenía que pasarme el vaso de vino saltándole a él porque no podía tocarlo. O cuando hablábamos de su fe y sus costumbres, tan cercanas a las nuestras y al mismo tiempo tan lejanas. Compartimos cachimba de tabaco con sabor a manzana. Cerca de Ferreiros discutimos sobre Hezbollá, Israel, Palestina, Líbano, legítimas defensas, terrorismos, la tierra de los padres. Sólo fue un momento. Y además nuestras voces no eran tan fuertes ni tan elocuentes como el sonido de nuestros bastones acompasados bajo la lluvia.
Buen camino, peregrino Habib.
3 comentarios:
Estaba tocando a tu puerta, pero veo que merecía la pena esperar.
Este apunte tan atractivo parece el grumo de una crónica más desarrollada. Venga, Miguelón, dale...
Voto la moción de Ander.
Es impresionante.
Muy buena la experiencia según veo, me han aconsejado hacerlo justo por todo eso que comentas y sobre todo por la paz que luego queda... ¿lo certificas?
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