Este es el bolsillo de un hombre capaz de romper tres coches de la empresa en una semana.
El 12 de febrero de 2008 empotró la Citroen c15 contra una piedra, que le salvó del barranco. El 13, sí, un día después, tras una maniobra sospechosa, un tractor destrozó el Seat INCA.
Es rubio, mide 1,90 y tiene 27 años. Se dedica a instalar teléfonos en pueblos de la huerta valenciana. Los dueños de las casas le invitan a almorzar y le cuentan su vida, porque es educado y siempre escucha. Además es de los pocos técnicos españoles, ya se sabe cómo es la gente. La empresa le aprieta y le dice que no se enfrasque, que a más cháchara menos ingresos. Su promedio es de tres aparatejos por día.
El 20 de febrero olvidó la toalla en su habitación, apagó la ducha y corrió por el pasillo. A la vuelta resbaló e "hizo la bandera" (dixit): una fisura en el dedo gordo. Su compañero de piso lo llevó a urgencias, aunque allí tuvo que pelear porque no tenía documentación alguna. Cuando regresó a casa, el tercer coche, de la empresa, otro C15, tenía una multa y una rueda reventada. Por culpa del accidente había olvidado retirarlo de aquel lugar que siempre usaba hasta las nueve de la mañana.
El 12 de febrero de 2008 empotró la Citroen c15 contra una piedra, que le salvó del barranco. El 13, sí, un día después, tras una maniobra sospechosa, un tractor destrozó el Seat INCA.
Es rubio, mide 1,90 y tiene 27 años. Se dedica a instalar teléfonos en pueblos de la huerta valenciana. Los dueños de las casas le invitan a almorzar y le cuentan su vida, porque es educado y siempre escucha. Además es de los pocos técnicos españoles, ya se sabe cómo es la gente. La empresa le aprieta y le dice que no se enfrasque, que a más cháchara menos ingresos. Su promedio es de tres aparatejos por día.
El 20 de febrero olvidó la toalla en su habitación, apagó la ducha y corrió por el pasillo. A la vuelta resbaló e "hizo la bandera" (dixit): una fisura en el dedo gordo. Su compañero de piso lo llevó a urgencias, aunque allí tuvo que pelear porque no tenía documentación alguna. Cuando regresó a casa, el tercer coche, de la empresa, otro C15, tenía una multa y una rueda reventada. Por culpa del accidente había olvidado retirarlo de aquel lugar que siempre usaba hasta las nueve de la mañana.
Quiso poner la rueda de repuesto y se echó las manos al bolsillo derecho del pantalón...
Pero había perdido las llaves.
Más tarde llamó a la empresa y confesó. Orlando, el peruano, le envió una de repuesto.
Esto me lo contó hace un mes. Tuve que hacerle una foto.
Llevaba los mismos pantalones.
9 comentarios:
Quiero cenar un día con este campeón. Pero conduzco yo.
Me apunto (si conduces tú).
Ya teníamos ganas de que volvieses. Más de dos meses ha habido que esperar, pero ha merecido la pena. Gran historia. ¿Es real?
Por cierto. Buen apunte ese de "es de los pocos técnicos españoles".
Una vuelta por la puerta grande
Menudo figura... No se te ocurra dejarle el coche. QM
gensanta...
que diría Forges
Mejor le haces una foto de su rostro y así andamos prevenidos.
Saludos!
Es tan real como el roto de su pantalón.
Gracias a todos por los comentarios.
¡¡¡has vuelto y yo sin enterarme! A mi también me gustaría conocerle... sobretodo si es capaz de contarlo asi, tan llanamente, me gusta esa sencillez y seguro que él mismo se reia un poco de su "mala pata"...
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