miércoles, 24 de febrero de 2010

Noche en Lower East Side

Una camarera que parecía de Samoa me preguntó por la bebida. Isidro me recomendó Red Stripe, una cerveza jamaicana con una pegatina similar al escudo del Rayo Vallecano. Sasha Pepermik tocaba un piano blanco y cantaba Elephants a dos metros de nuestra mesa. Living Room tiene una acústica asombrosa, solo la cortina de la sala apaga el jaleo del resto del local. El bar está en la calle Ludlow Street, una de las más concurridas en la noche del Lower East Side (“Loisaida”).


Ver Ludlow Street en un mapa más grande

Este barrio de origen judío, luego pobre y ahora de mayoría latina se puso de moda en Manhattan hace una década. Los ‘auténticos’ neoyorquinos, como mi profesora de inglés Rosaly, reniegan de esas tendencias. Ella piensa que el verdadero Nueva York circula entre la Quinta Avenida, Central Park y garitos wasp como el Carnegie. Ese elitismo de barrio se contradice con su tan cacareado espíritu demócrata, repleto de constantes soflamas contra los republicanos, la Fox y Sarah Palin. Reminiscencias del perfil del marxista rococó que tan bien dibujó Tom Wolfe.


La voz de Sasha Pepermik recuerda a Leonor Watling, pero no empalaga tanto. Toca con un batería, un guitarra y un bajo todos los jueves en ese local. Entrada gratuita y Red Stripe a seis dólares, un buen precio para la media de los bares de Manhattan. En Ludlow Street comparte protagonismo con Pianos, Libation, Katz’s (el la escena de Harry, Sally y "lo mismo que ella") y otras miniaturas encantadoras. Faltan noches para investigar.

Cuando terminó el concierto, los amigos de Sasha pasaron una cesta para recoger unos dólares. Luego tomaron los correos electrónicos y ahora me llegan próximos eventos y algunas noticias de la cantante. Durante el concierto estuve con Ana e Isidro, Paula, Rita y Mario. No habíamos cenado nada y nos acercamos a Inoteca, un italiano especializado en quesos y vino, en la misma calle. En uno de esos momentos extraños de Nueva York, apareció con su tropa Karlos Arguiñano. Salió a fumar un cigarro y hablamos con él. Había venido con dos hijos (de los siete) y otros amigos a visitar a Mikel Urmeneta, el creador de Kukuxumusu. Nos contó cómo le iba en España como si fuéramos emigrantes de los ochenta, con lo cual todo era más natural. Es un tipo divertido y simpático. Isidro nos retrató gracias al desparpajo de su amiga Ana.


5 comentarios:

Marta dijo...

No puedo leer estas cosas sin morirme de la envidia. ¿¡Qué concho hago yo aquí!? Quiero estar en NY pero ¡YA! :)

Ps.- la combinación argiñaniana de bufanda-gorro es también... divertida y simpática ¡je!

Esther dijo...

Mira qué bien has metido a Wolfe por ahí en medio... y su crítica al snob marxista/intelectual ¡estoy con los dos!

"Faltan noches para investigar"..., de verdad que da envidia... cuando vuelvas te aburrirás mucho!!

entrelaspalmeras dijo...

Y para esto sirven las becas;-) Es otro tipo de investigación,¿no?

Me encanta tu forma de contar cosas.

Fran Galera dijo...

Pedazo de entrada, esta si que es una entrada digna de resaltar me alegro mucho de que estes disfrutando de momentos como el que cuentas.
Sigue aprendiendo todo lo que puedas y disfrutando dia a dia de esta experiencia y por favor no tardes tanto de entrada a entrada.

Un saludo desde Murcia,

Fran

Nahum dijo...

Joer, Arguiñano y Urmeneta en NY, ¡qué pereza! Si tuviéramos un Tom Wolfe español, los destripaba a gusto...

Después de tus ataques en Twitter, me daba miedo abrir el blog, por lo que me pudiera encontrar, uf.