Esta temporada del Barcelona ha sido la novela del año, la mejor película del festival, la historia más emocionante del abuelo, la conversación más apasionada de todas las noches entre amigos. Ayer leí que la literatura sucede en la mente y recordé aquel “el periodismo es un cuento” de Rivas o esos “cuentos del fútbol” de Valdano. El domingo, dos artistas, Serrat y Vila-Matas, charlaron sobre ese poema blaugrana y Ramón Besa lo contó. Enric González y Ramón Lobo, dos periodistas de pata negra, lo confirman cuando se cruzan con este deporte. Este Barcelona de Guardiola es un relato periodístico y literario: una aventura, un viaje, un camino, un conflicto, un antagonista, un desarrollo, unos personajes y un final maravilloso. En este Barcelona se integran de forma genuina las condiciones para enamorar al público. Mil detalles puestos uno detrás de otro, pero arriba la dedicatoria a Paolo Maldini de Pep Guardiola que emocionó al periodista de la Rai, según contó mi hermano desde Roma. Merece la pena leer las crónicas de los periodistas, porque en el fútbol, como en la vida, hay literatura. No es una ficción, no es sólo un juego, no es un simple espectáculo. El fútbol emociona desde un sofá como el pico de una cumbre a un montañero, las rampas del Mortirolo para un aficionado al ciclismo o una ola interminable en la playa de Mundaka para un surfero.
¡Sólo el once de ayer contiene tantos perfiles! Guardiola, un entrenador sin experiencia regresa a su hogar y devuelve a su equipo el honor perdido. Un tipo sensato, sin una palabra fuera del tiesto, que elogia a sus rivales y trabaja cada minuto de entrenamiento. Valdés, un portero cuestionado que da la talla en los partidos clave. Puyol, el muro de contención que sostiene la arquitectura. Silvinho, un lateral que mantiene la unidad del equipo y recupera su lugar en el once. Piqué, la camiseta cosida a los huesos, remonta al equipo contrario desde el mar como un salmón. Touré, brillante y rocoso, suma la calidad de Viera a la eficacia de Makele. Busquets, menos de una temporada para restituir el apellido familiar. Xavi, ¡el mejor jugador de la Eurocopa! A sus pies todos los centrocampistas del mundo. Iniesta, una luz creadora, un rayo a cámara lenta, cada regate en mármol. Henry, volvió del cementerio para susurrar a defensas y porteros, helados de miedo. Eto’o, el agujero negro en la zaga rival. Messi, los tacos de una bota sobre la hierba a veintitantos kilómetros por hora, una alfombra de jugadores esquizofrénicos y todos los ojos del mundo mirando un poco después que él. Este Barça. Un equipo fiel a su nombre, que grita valiente su estilo futbolístico y hermana a murcianos, extremeños, japoneses, castellanos, australianos y catalanes bajo los colores de una bandera que no es hostil.
Por favor, políticos maquiavélicos, inquisidores del micrófono, desquiciados de la columna, anónimos de la masa, sacacuartos de la tele, provocadores del palco, ultracobardes de la grada, no prostituyáis la belleza de este relato, del fútbol, del Barcelona y de cualquier equipo, con vuestras banderías políticas, vuestra irreflenable ansia de violencia o vuestra ambición económica.
¡Sólo el once de ayer contiene tantos perfiles! Guardiola, un entrenador sin experiencia regresa a su hogar y devuelve a su equipo el honor perdido. Un tipo sensato, sin una palabra fuera del tiesto, que elogia a sus rivales y trabaja cada minuto de entrenamiento. Valdés, un portero cuestionado que da la talla en los partidos clave. Puyol, el muro de contención que sostiene la arquitectura. Silvinho, un lateral que mantiene la unidad del equipo y recupera su lugar en el once. Piqué, la camiseta cosida a los huesos, remonta al equipo contrario desde el mar como un salmón. Touré, brillante y rocoso, suma la calidad de Viera a la eficacia de Makele. Busquets, menos de una temporada para restituir el apellido familiar. Xavi, ¡el mejor jugador de la Eurocopa! A sus pies todos los centrocampistas del mundo. Iniesta, una luz creadora, un rayo a cámara lenta, cada regate en mármol. Henry, volvió del cementerio para susurrar a defensas y porteros, helados de miedo. Eto’o, el agujero negro en la zaga rival. Messi, los tacos de una bota sobre la hierba a veintitantos kilómetros por hora, una alfombra de jugadores esquizofrénicos y todos los ojos del mundo mirando un poco después que él. Este Barça. Un equipo fiel a su nombre, que grita valiente su estilo futbolístico y hermana a murcianos, extremeños, japoneses, castellanos, australianos y catalanes bajo los colores de una bandera que no es hostil.
Por favor, políticos maquiavélicos, inquisidores del micrófono, desquiciados de la columna, anónimos de la masa, sacacuartos de la tele, provocadores del palco, ultracobardes de la grada, no prostituyáis la belleza de este relato, del fútbol, del Barcelona y de cualquier equipo, con vuestras banderías políticas, vuestra irreflenable ansia de violencia o vuestra ambición económica.
6 comentarios:
¡Toma, lo del último párrafo es la leche! Y vaya... por el camino, no se te ha visto el plumero. Nadadenada ¡jaja!
Sí, ha sido una buena historia. Peroooo...un poco abusones, que lo querían todo para ellos. Y los demás ¿qué, eh? ¡jaja!
Y la izquierda de Mundaka emociona con solo mirarlaaaa. Tanto como el fútbol y todo lo que decías.
Ps.- Miguel, por favor, Miguel. ¿¿Cómo que "Paola Maldini"?? Mira que eso es im-per-do-na-bleeeee
Toma, toma y toma... Muy bueno sintomático. QM.
Solo queda felicitar al barcelonismo. Yo me quito el sombrero ante cómo juegan estos tipos.
P.D. Guardo tu último párrafo para confrontarlo con tus propias sensaciones cuando el Madrid vuelva a ganar en Europa (si alguna vez lo hace, claro). Lo guardo, jeje.
¡Paola! Gracias, Marta. Arreglado. ¿Se me ve el plumero? ¿De qué color es? Je, je.
Nahum, seré coherente, lo prometo: creo que me ves demasiado fanático por los viejos tiempos. A veces uno cambia.
Menos mal que llega otra vez el Gran Redentor (y Pardeza) para salvar del aburrimiento y de la vergüenza a los madridistas. Enhorabuena para los culés porque el Barca ha sido el mejor.
Esa foto la tuve hasta ayer de fondo de pantalla en el ordenador :) Ahora he cambiado a la típica del equipo con la copa ;)
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