Al cabo de una semana vuelve a llamarme. Había encargado las flores –creo que dijo rosas– pero, según los de la floristería, en el hospital no había nadie con ese nombre. Blanco y en botella. Él dice que quizá ha habido un problema con el nombre. Olvidamos la floristería. Luego me cuenta que también ha llamado a la policía. Una chica apuñalada en Buenos Aires el sábado por la noche. Tarea compleja. Al parecer hay más de un cuerpo de policía en Argentina, con diversos cometidos. El colmo fue, dijo, que en uno de los departamentos sonaba como musiquita de espera la partitura al piano de El Golpe. Nos empezamos a reír. Hablamos de confabulación universal o timo a la argentina. Durante las risas vienen a mi cabeza las películas de Ricardo Darín y compañía: Nueve reinas, etc. Él no había perdido el sentido del humor, por supuesto, pero aun quería saber.
Si fuera un timo, con el dinero ya tendrían bastante. ¿Por qué la llamada de la madre? ¿Por qué todo lo demás?, me pregunta.
Claro, ¿por qué seguir la película?, sigo yo. ¿Por qué continuar exprimiéndote?
Sí, ¿por qué? ¿Por qué convertir el timo en una tortura emocional?
A los dos días volvió a hablar con la madre, tras numerosos intentos, llamadas en espera y horas de locutorio. La hija nunca estaba disponible. Él contó lo de las flores, pero sin tono de reprimenda, por si fuera cierto lo de su hija. Ella dijo que sería por culpa de la recepción y que menudos son los de las floristerías.
A mediados de agosto quedamos para cenar.
¿Qué ha pasado con la chica de internet?, le pregunto entre plato y plato, de sopetón.
Sigo ahí, a la espera, quizá me voy de viaje para visitarla un par de días. ¿Te vienes?
¡Ja! ¿Lo sigues creyendo?
En la vida hay que apostar.
¿Pero no has tenido suficiente con los miles de euros perdidos?
El dinero me da igual. Eres un capitalista. ¡Qué más da! He tenido el valor de creer en el amor.
Eso no es amor, era pura imaginación, no tenías pruebas suficientes para el amor.
¿Cuáles tienes tú en la vida real, en un bar, en una fiesta o en la calle?
La cara, los ojos, la voz. Pequeñas pistas de realidad, le digo.
Sabes perfectamente que engaños así también se producen cara a cara.
Sí, pero no le das a una recién conocida todo ese dinero de golpe.
¿No? ¿Y los que pagan por sexo?
No, no es lo mismo.
Sí, lo es. Pagar por amor, por hacer el amor. Incluso algunos pagan por sexo a plazos: algunas mujeres no son más que eso, buscan la estabilidad, el coche y la ropa al abrigo de un tipo mediocre, pero forrado.
No seas cínico. Lo peor de todo es que tú has pagado, pero sólo por la imaginación de un amor. Por la conquista. Te ha cautivado más esa búsqueda, ese juego, que el propio resultado, que es un puro fraude.
¿Y si fuera verdad? ¿Quién puede vivir una historia así?, me pregunta.
Después de cenar vamos a tomar un par de copas por ahí. En algún momento volvemos a hablar del tema. Especialmente cuando él señala a alguien, por ejemplo, a un tipo que se acerca a un chica buscando una oportunidad.
¿Ves?, me dice. ¿Eso no es un timo? Todos queremos una oportunidad.
Antes de recogernos me dice que ella le envió un mensaje al buzón de voz. Lo escucho: voz melosa, pero triste. Mucho amorcito y cielo.
Si fuera un timo, con el dinero ya tendrían bastante. ¿Por qué la llamada de la madre? ¿Por qué todo lo demás?, me pregunta.
Claro, ¿por qué seguir la película?, sigo yo. ¿Por qué continuar exprimiéndote?
Sí, ¿por qué? ¿Por qué convertir el timo en una tortura emocional?
A los dos días volvió a hablar con la madre, tras numerosos intentos, llamadas en espera y horas de locutorio. La hija nunca estaba disponible. Él contó lo de las flores, pero sin tono de reprimenda, por si fuera cierto lo de su hija. Ella dijo que sería por culpa de la recepción y que menudos son los de las floristerías.
A mediados de agosto quedamos para cenar.
¿Qué ha pasado con la chica de internet?, le pregunto entre plato y plato, de sopetón.
Sigo ahí, a la espera, quizá me voy de viaje para visitarla un par de días. ¿Te vienes?
¡Ja! ¿Lo sigues creyendo?
En la vida hay que apostar.
¿Pero no has tenido suficiente con los miles de euros perdidos?
El dinero me da igual. Eres un capitalista. ¡Qué más da! He tenido el valor de creer en el amor.
Eso no es amor, era pura imaginación, no tenías pruebas suficientes para el amor.
¿Cuáles tienes tú en la vida real, en un bar, en una fiesta o en la calle?
La cara, los ojos, la voz. Pequeñas pistas de realidad, le digo.
Sabes perfectamente que engaños así también se producen cara a cara.
Sí, pero no le das a una recién conocida todo ese dinero de golpe.
¿No? ¿Y los que pagan por sexo?
No, no es lo mismo.
Sí, lo es. Pagar por amor, por hacer el amor. Incluso algunos pagan por sexo a plazos: algunas mujeres no son más que eso, buscan la estabilidad, el coche y la ropa al abrigo de un tipo mediocre, pero forrado.
No seas cínico. Lo peor de todo es que tú has pagado, pero sólo por la imaginación de un amor. Por la conquista. Te ha cautivado más esa búsqueda, ese juego, que el propio resultado, que es un puro fraude.
¿Y si fuera verdad? ¿Quién puede vivir una historia así?, me pregunta.
Después de cenar vamos a tomar un par de copas por ahí. En algún momento volvemos a hablar del tema. Especialmente cuando él señala a alguien, por ejemplo, a un tipo que se acerca a un chica buscando una oportunidad.
¿Ves?, me dice. ¿Eso no es un timo? Todos queremos una oportunidad.
Antes de recogernos me dice que ella le envió un mensaje al buzón de voz. Lo escucho: voz melosa, pero triste. Mucho amorcito y cielo.
Sigo pensando que ella, su madre y toda Argentina son un timo mayúsculo, y así se lo dije.
Él, afortunadamente, ha encontrado trabajo y ahora está fuera del país. Rompió con su novia. Le he escrito para decirle que su historia es pública, que la he contado, aunque mantenga el anonimato. Y le he pedido un alegato, porque creo que poca gente habría hecho lo que él hizo.
No me ha contestado.
Imagino que ha olvidado ya todo esto, aunque supongo que tendrá una pequeña herida abierta durante un tiempo. Y parece una herida que duele más si lo que te han timado no es solamente dinero.
9 comentarios:
"pero aun quería saber"
No, quizás lo que no quería era precisamente eso, saber.
Enhorabuena, Miguel. De verdad, me has impresionado. Pedazo relato.
Me ha encantado el relato Sintomático. Ole por su protagonista, porque sí, todos queremos y buscamos una oportunidad.
Impresionante Sintomático. La ventaja, además, es que el final queda abierto. Un día de estos la timadora aparece en la puerta de casa de tu amigo. QM
Buena historia, Sintomático. Me alegro de que tu amigo conservara el sentido del humor, después de tamaño timo en el que se confabuló media nación (como mínimo).
Sí, sí, final abierto y eso, pero me decanto por el timo.
Bravo, sintomático.
Mantén al público informado si surgieran nuevos capítulos de esta apasionante historia.
¿Qué tal una relectura de El perseguidor?
Si en vez de música perfecta persiguiera la ilusión del amor...
Qué relatón, Miguel. Estupendo. Y un poco amargo.
que fuerte! acabo de leerme seguidos esta novela por artículos, me ha impactado...
qué impresión que haya gente así por el mundo no?
Qué bueno.
Quiero decir el relato, pobre colega tuyo.
Mira, al menos le has escrtito una buena historia. A veces, ni eso.
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