martes, 18 de septiembre de 2007

La garganta de la viuda

Aguascalientes, México. En un barrio apartado de la ciudad vive una familia numerosa, con diez hijos, en una casa con jardín y perro incluido. La familia y el perro contribuyen de forma importante al ruido del vecindario. Los vecinos se quejan con frecuencia de los gritos, los ladridos, los lloros. Parece que viven al lado de una guardería, murmuran entre ellos. Junto a esta peculiar familia vive una viuda enjuta con un loro rojo y verde. Ella es la vocinglera de las protestas del barrio.

Un día, a las dos de la tarde, la mamá de los diez niños regresa de la compra. Aparca el coche y cierra la puerta con la cadera, mientras agarra las bolsas. Al encarar la casa, observa con horror cómo el perro, con un ágil salto, vuelve feliz del jardín de la vecina. En su boca, cubierto de barro y sangre, el loro de la viuda.

-¡Ahora sí que nos echan del barrio!

Inmediatamente la mujer golpea el hocico del perro y el loro cae sobre el césped del jardín como una pelota de papel mojado. Lo agarra sin pudor, abre el grifo y lo pone debajo. Lo sacude como si de un mocho se tratara y limpia los chorretones de barro de las plumas de colores. Después, corre, salta la tapia del jardín mientras agita al loro para centrifugarlo y se cuela en el porche de la vecina. Comprueba que la viuda no está, abre la jaula, deposita al loro y cierra. Corre a su casa, se sienta en un sofá, recupera el aliento y sonríe satisfecha con la mirada perdida. Misión cumplida.

-¡Ahhjjjjj!

Un grito la espabila.

Es la garganta de la viuda.

La mamá se levanta y decide seguir con el plan. Vuelve corriendo a la casa de la vecina, asustada, con cara de circunstancia.

-¡Señora! ¿Qué le pasa? ¿Se encuentra bien?

La cara pálida de la viuda, la respiración entrecortada, y el brazo caído que señala la jaula:

-¡El-el-el-el lo-lo-lo-lo-ro!
-¿Qué pasa con el loro, señora? Está en la jaula... ¡Ah!¡Está muerto!

La mamá pone cara de pena y la mira con falsa compasión. Pero la viuda se derrumba sobre una butaca, mueve la cabeza contrariada y, con los ojos muy abiertos, trata de pronunciar:

-¡Murió ayer! ¡Lo había enterrado hoy!
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PD: Historia que me ha contado mi hermano José. Dice que es real. Le creo.
Foto de Altea, de loroadictos.com.

11 comentarios:

am dijo...

Jajaja es real, a mí también me la contaron, aunque... con un perro y un gato, pero de que fue real (sea el animal que sea) no hay duda!

Saludos!

Ander Izagirre dijo...

Esa historia también ocurrió en Bacon Bridge (Murcia County), seguro.

Lo mejor de esta versión (lo siento: la historia circula desde hace muchos años) es el toque exótico: Aguascalientes. "Los habitantes de Aguascalientes se llaman hidroscálidos", me dijo un día C.B. Seguro que eresfea acierta quién es C.B.

Anónimo dijo...

Mmmm... La historia empieza a resultar un tanto "sospechosa": yo la leí en un libro infantil con un perro y un conejo...

Anónimo dijo...

Vaya. Con la de versiones que parece tener y yo no la conocía. Me ha hecho reír.

Nahum dijo...

Sinto, aquí hay un taka con todas las de la ley.

Yo también había oído la historia.

Sorry por la lealtad y credibilidad hacia tu hermano José, pero no, no cuela.

Miguel Carvajal dijo...

¡Ostras, en serio! ¡En sirio! De verdad que no sabía nada. A partir de ahora voy a documentarme cuando me cuenten una historia de estas.

La verdad es que no es mi estilo contar una historia así, pero como me pareció curiosa, la reproduje. Pero, claramente, voy a limitarme a contar lo que me ocurre a mí, no vaya a ser que me acusen de plagio.

¡Uf, qué cosas!

Nahum dijo...

Bah, no te apures. Al plagio hoy en día lo llaman intertextualidad...

Todos lo hacemos.

Álvaro dijo...

Sí, yo también la había escuchado pero yo creo que me la contaron como si fuera un chiste...

Un saludo

-Nahum, no hay quien te siga la pista. Sólo asomas la patita de vez en cuando y luego ...

Un saludo

María dijo...

jajaja yo no la había oido... me ha gustado, me he reido... pobre viuda que susto!!

J. dijo...

Yo también había escuchado el rumor: Un congrio se zampó al presidente de cierta república. Instauróde inmediato la monarquía parlamentaria -aun perdura-. Actualmente, el bicho vive retirado en un duplex, en Brooklyn y se hace pasar por Amancio Ortega.

P.D: no sé de dónde ha salido la historia de la viuda, pero la has contado genial y me he reído mucho.

Miguel Carvajal dijo...

¡Nahum! ¡Que ya tienes blog, mamoncete!