Viernes, 31 de agosto, doce de la noche, concierto de Emilvis, un imitador del último Elvis Prestley, su voz en Europa y finalista de varios concursos internacionales. Lugar, un pub irlandés de Alicante. Ochenta personas en dos plantas, escenario minúsculo con micrófono y una mesita cubierta por un fugaz mantel dorado, botellín de agua encima. No hay banda, la música está grabada: sensación karaoke sofisticado. Repertorio: las tiernas, dosificadas con breves representaciones de los temás más roqueros. Estas últimas duran menos de lo normal, a veces no llegan al minuto, pues el imperceptible movimiento de cadera parece exigirle un esfuerzo mayúsculo. Sin embargo, ese conato de baile caderil azuza al público provocando gritos y aplusos, no exentos de chanza.
La camisa se abre poco a poco durante el concierto, casi una hora hasta el ombligo. Los pantalones marcan lo suficiente. De su físico, el pelo es lo más parecido al legendario roquero (por confirmar en las fotos de movil). Este hecho copa la mayor parte de los comentarios en las mesas. Sin embargo, cuando el mantel de la mesita se convierte en capa con águila imperial dorada, cae una sincera ovación ante un imitador que respeta a su ídolo. Entre canción y canción un tanquiuverimach que dibuja la sonrisa del público. Un bis final esperado: Love me Tender. Este Elvis alicantino se llama Emilio Sánchez y su aire irónico, consciente de su rareza, no impide que, por momentos, recupere la voz del auténtico Elvis. Prodigioso: lanzamiento final de la toallita con que se ha limipiado el sudor durante el concierto a una morena sentada delante de mí. No me salpicó. Otra ovación sincera al final.
martes, 4 de septiembre de 2007
El único Elvis que he visto
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3 comentarios:
Las fotos ampliadas (hagan clic sobre ellas) son absolutamente goyescas. El Rey vive, Goya vive, Emilio for ever. Y Sintomático a El Prado (Museo).
Cogerías la toalla, Miguel.
Puff...
No, Miguel, no. Esto si que un Antiheroe en toda regla...
Qué manía con ser alguien que no es...
Que no digo yo que no tenga su mérito...
En fín, un saludo
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