martes, 21 de agosto de 2007

In media res, res de res

La primera vez que uno escribe para el blog desde un cibercafé. Esto de las vacaciones se acaba. Seguir alejado de internet permite saborear mejor los aperitivos en casa, las aceitunas rellenas y los pepinillos en vinagre. Siempre hay un vaso en el congelador de la nevera: cualquier cosa que uno vierta en él sabe mejor, sea cerveza, café solo o coca cola light (sí, con la mano levantada). Por eso, por el taburete incómodo, por el cartel de un tal Hitman, con subtítulo Blood Money, y por la flor de pelo rizado que cobra (tiempo en internet), uno tiende a escribir más rápido de lo habitual. Estos días vienen a la memoria recuerdos, quizá la soledad de casa y las noticias tristes. Es sintomático, por ejemplo, cruzarse mensajes con una amiga de hace diez años.
Sin embargo, el espíritu sigue pronto, gracias a los trabajos manuales y a la asignatura que empieza en septiembre. Los trabajos manuales son de pintura, de enyesado y de limpieza general. Hoy un cable de conexión a internet ha terminado sus días de navegante global para convertirse en un eficaz sistema de amarre. Amarrar el rodillo de pintura a un palo telescópico. No sabéis qué alto está el techo de casa. Hay foto, pero no forma de descargarla, otra vez será. Por cierto, brazos cansados y apelmazados a los dos minutos. Resultado: techo tipo cuadro de Tàpies.
Merodean por casa gaviotas y gatos, y eso que la basura acaba puntualmente en su sitio. Basura: cebolla pelada, pellejos de pollo, tomates pasados, lechuga congelada inexplicablemente, piel de melocotón, colillas y latas de ceveza o coca cola light.
Esta soledad también trae unas cuantas películas saldadas: magistral Hard Candy (gracias, Nahum, creo que hace seis meses me la recomendaste), emocionante La vida de los otros (imposible no pensar en 'otros' nosotros) y, tampoco es para tanto, Clint, Banderas de nuestros padres.

8 comentarios:

Álvaro dijo...

Si es que, aunque parezca mentira, hay vida más alla de la red, jeje.

Aprovecha lo poco que te queda.

Por cierto, se echa en falta a Nahum, jeje.

Un saludo

PD: La vida de los otros, magnífica.

Anónimo dijo...

Ay, ay. ¿De verdad os gusta La vida de los otros? A mí, un espía malo que deja de serlo escuchando un piano no me entra ni con calzador.

Álvaro dijo...

No es por el espía malo que se hace bueno. Es, simplemente, por la existencia de esos espías.

Miguel Carvajal dijo...

En cierto modo, sí, Nomeacuerdo. ¡Pero hay tantos ganchos absurdos en películas magníficas! En parte, como dice Álvaro, es por la existencia de esos espías y por la posibilidad de cambio que tienen (recuerda que el dramaturgo espiado escribía sobre eso precisamente, sobre la posibilidad de que el malo se haga bueno). En fin.

Nodisparenalpianista dijo...

Qué suerte. En tu ciber, el teclado tenía los acentos en su sitio...

eresfea dijo...

No veré La vida de los otros, lo decidí hace un par de meses. El argumento de nomeacuerdo es el primero de la serie de cinco argumentos.

Ander Izagirre dijo...

Nomeacuerdo, estoy contigo. Qué flojica y qué previsible, la historia del espía que expía.

Álvaro dijo...

Sigo discrepando. No es la historia del espía lo interesante. Es como cambia la vida de los que saben que les están espíando